Desde que la rueda, es rueda, al mundo no le quedo otra que avanzar. Ir para adelante, llevarse todo puesto. Es el destino de la invención. El espectáculo debe continuar, porque la rueda no puede parar, gira, gira, rueda y gira. Está en su escencia y es parte de nosotros. Como aquella rueda que fue circulo hasta que en un momento se resquebrajó y se expandió. Y no para de extenderse, como el universo. Crea nuevos mundos, nuevos caminos, nuevas vidas, Y se extiende y rueda, gira y rueda. Es el vórtice del reino de Ubu. Es el misterio que nos deja a un paso del abismo. Es el espíritu de seguir caminando. 
Pasa tan ràpido, que sentarse a arrancar hojas del calendario, contar los días con los dedos, marcas fechas pasadas, escribir en la agenda, es el placebo que hace del viaje algo más lento. Aunque es inevitable seguir porque cada paso que damos es hacia adelante. El cuerpo inconscientemente nos da esa energía pura e inocente de seguir creyendo en uno. Sin pensar, mis pies se ponen frente al mundo, mis ojos miran al horizonte, me dice que me arregle, que aunque caiga, ahí va a estar para que siga adelante, y rueda, gira y rueda. No importa lo que pase, con otro paso, otra historia, otra palabra, otro silencio, otro recuerdo. Qué le queda entonces al mundo redondo como una rueda más que girar y girar y girar. 

No hay comentarios: