Me descolocó la señora de M 450 que llama casi todos los días al local. Me dejó sin respuesta. Todo fue porque me dijo así: Mándame una suprema Maryland y seis bananas. Me quedé como una estatua mientras mi mente pensaba somos una pizzería no una verdulería. El silencio no se hizo esperar y atiné con vergüenza y voz baja a dercirle: las bananas te las debo.
Ahora si existe el delivery de alcohol por què coños no existe el delivery de verdura. Y ya se que hay un localcito a la vuelta de cada casa. Pero no sabes que satisfacción seria llamar al bolivian y decirle: mándame un atado de rúcula y una banana.
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