J me trajo hasta casa. Hablamos del cuerpo inteligente, de la ansiedad. Si el cuerpo te pide chocolate, dale chocolate. Llegue al quinto piso y comí media factura que había quedado de la tarde. Después, me recosté en el sillón de dos cuerpos, demasiado chico para la siesta. En alguna hora de la noche, me desperté y devoré sin ganas las torta de pera y arándanos que me dio M.
Voy a echar de menos este espacio de anotaciones triviales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario