Despertarse cuatro y media de la madrugada. Bañarse rápido, sin ganas. Salir a la parada de colectivo. Todavía no amanece. Llueve fuerte. Las bocacalles están inundadas. Saltas para esquivar los charcos, pero pisas una baldosa floja. Tus pies se mojan. Tu camisa ya está empapada. Llegas a la parada. No hay nadie. Sos el único que no se va a descansar. Te preguntas de dónde sale esa energía. Llega el colectivo sin mucha demora. Te sentas y te pones los auriculares. Suena Neil Young, llueve Buenos Aires. Vas a trabajar. Dejas la mochila que dice fracaso afuera. Cuando te la vuelvas a poner,va a estar más pesada. Te van a doler las lumbares, tus hombros se van a contracturar, te va a aparecer una joroba, vas a mirar al piso, a decir que si y mostrar una mueca sádica llena de terror.
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