La acumulación de experiencias no escritas es un claro síntoma de un estado de ánimo a punto de caer en la profundidad de un pozo oscuro y sin salida. Lo único que recuerdo es el gol de Toranzo, si es que acierto con el "goleador" de turno. Y no mucho más, la televisión apagada y el mal sabor de comer un fruto amargo en la boca sedienta de Fernet de un viernes por la noche.
Para la recuperación de la memoria, historia y paladar futbolero opte por la siesta. Poco sabía del horario y el día del espectáculo. Poco me interesaba contabilizar la cuarta derrota consecutiva. Poco me importa saberme los once titulares. Y acerté en mi desinteresada propuesta para despertar al día siguiente con una respuesta conformista: "el punto nos sirve".
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