Tan sólo una semana pasó, y el impacto es suave pero profundo.



De algo ya sabías. Tus ojos no mentían. Ojos blancos, transparente, cristalinos. Ojos entrecerrados, apenados, tristes. “Ojos que no ven, corazones que sienten”. Tu mirada desgastada no se animaba a buscarnos. Ya cansada se quedaba congelada mirando el frío mármol, queriendo no mirar más. Y sin embargo, estuviste ahí, presente, como pudiste, pero vivo. Sin importar lo que tu cuerpo pedía, tu corazón seguía valientemente latiendo. Con tantas ganas que a veces iba demasiado rápido que temía yo el peor de los finales.
Y es que las mascotas se mimetizan con sus dueños. O viceversa. A mamá M nunca le enseñaron a bajar los brazos. O mejor aun, no se atrevió a aprender. Siempre lista para afrontar cualquier batalla. Preparada a superar obstáculos sin importar de qué tamaño sea el que va a venir. Una autentica “mamma italiana”. Y ahí estabas, pidiendo una despedida. Unas palabras, un gesto, una acaricia. Ya lo sabías, agonizabas por dentro pero orgulloso te mostrabas con voluntad de seguir aquí, allí, acá como los estás, en todas partes, en cada parte de la casa, en este instante, para siempre.
En algún momento, se me ocurrió algo poético, como escribir unas sinceras palabras y leértelas. Aunque no escuchases, aunque no me vieras, aunque no me sientas. Y fue tan solo un “chau”, como cualquiera. A veces, en el borde de un pensamiento esquizofrénico me arrepiento de los abrazos que no doy. Del saludo cotidiano. De la posibilidad de que tal vez sea ese el último encuentro. De golpe y porrazo, la parca no da anuncios. Y me veo arrepintiéndome. Pero ya esta, me conformo con no traicionarme. Tratar de ser lo más yo. Como vos que fuiste perro, el más perro. Podría entonces recordar cada momento, contar alguna anécdota pero me las guardo. Soy egoísta hasta cuando escribo, sobre todo cuando escribo porque me siento vulnerable. A tu memoria brindo por todo lo que nos diste, regalaste, sin nunca pedir mucho más a cambio. Incansable fiel compañero. Nadie podrá reemplazarte.

No hay comentarios: