Venimos practicando una costumbre para nada sana. La de merendar a las nueves de la noche y de seguir de largo sin cenar. Cómo sucede esto. Es tan simple como decir que madrugo y a las once me gana el sueño que el hambre. No es para preocuparse, pasa pocas veces y ahora en vacaciones para nada. El caso que ayer me levante a la una de la noche y me quise hacer el chef. Si, que voluntad la de ponerse el deltantal y prender la ornalla. Unos brocolis con crema, pimienta y queso se cocinaron poco. Por mi ansiedad, termine en la cama, comiendo esos mini arboles totalmente crudos pero nutritivos. Y es así, en Melo hacemos cualquiera pero la pasamos bien y se hace todo de corazón.
Pd: para escribir tengo que venirme a la cocina, el único lugar de invención.
No hay comentarios:
Publicar un comentario