Que raro tener que mirar el espejo de frente para ver al peluquero y entablar una conversación. Más me pregunto cómo hace él para mirar también el espejo en vez de concentrarse en los tijeretazos. El colmo llega al primer encuentro cuando después de rociarte con agua te pregunta qué corte queres y le constesto "lo de siempre". Ambos sabemos que no tenemos idea del corte con la respuesta que di. Pero no importa, yo empiezo a hablar de cualquier cosa y así fluye. Por eso me gusta ir a lo de C, porque no le tengo que explicar nada, lo dejo que me haga lo que quiera. Total, vuelve a crecer. Supongo.

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