Ayer me di cuenta, de que hoy tenía que hacer algo para que mañana sea mejor.

Primera noche en la que vuelve el efecto entrecortado de la siesta nocturna. No superé la hora durmiendo de corrido. No estoy para hacer catarsis, podría decirte que extraño mi cama, pero el lecho es el mismo. Me resulta raro, eso si, vivir tan lejano al piso. A veces me siento un pájaro que debe construir su nido, que busca en cada recoveco ramas, palitos, hojas. Justo, ayer, me di cuenta de que abusaba de la radiodifusión,. Tal vez me aterrorizaba encontrarme sólo realmente. Prefiriendo así el sonido de alguna voz humana que con su entonación precisa parecía estar hablando con uno. Porque yo soy un buen oyente, pero poco charlatán. Hoy pase la escoba, vi la hormigas amontonarse entre la tierra que traje desde la mudanza con los libros que nunca leí. Acomode los discos, y seleccioné la música del día. El soundtrack que me acompañara en este viaje hacia al centro de la tierra. Hay una ansiedad que debo calmar, esa que me dice necesitas esto, compra aquello, compra también lo otro. Y sin embargo, nada se compara con ver todos los días ese edificio extraterrestre. Puedo pasar horas alabándolo. Las pirámides pueden ser egipcias, pero ¡la biblioteca marciana es argentina ! 

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