Estoy justo sentado enfrente de un ventanal gigante. Del otro lado, se están levantado una torres, la nuevas micro-ciudades. Todos los viernes se juntan los hombres de cascos blancos, azules y amarrillos en el balcón del primer piso. Prenden el fuego, salan la carne y sale a punto el asado argento !

1 comentario:

Anónimo dijo...

y es en ese momento cuando la envidia llega al 100%