Tengo dos preguntas
para hacerme. Las dos tienen un factor común, el tiempo y el inicio. Parece
más importante ese dato que el proceso. Pero confío y apuesta fondo por el
proceso. Estoy oxidado de cuerpo y alma. Soy una obviedad. Y un marginado, por
no saber cómo socializar. Me fui. Quizás sea estola catarsis que necesito. La
terapia a la que me decís que vaya cada vez que estamos en crisis. Cada
fin de semana. Puede ser. También, es un escape. Uno de tantos, para
sentirme un poco más vivo y empezar a diferenciarme con lo que no quiero ser. Tanta
introducción para averiguar cuándo dejaré las siestas y el pan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario