a mí mismo es lo que hago dejando la pc prendida. Me imagino escribiendo por la noches, con mis manos ensangrentadas, sudando y con un gato durmiendo en el escritorio. Me veo leyendo hasta prender fuego mis ojos. Nada más alejado. La noche no me reconoce como quiero ser. Sólo soy en el estado más puro de aquí y ahora. En esa escencia se desprende la vagancia y la inutilidad. Las ganas sólo de dormir en el piso. De vivir como yonki pero sobrio. La falsedad de aparentar un modo de vida. Ahí está la clave.
La otra mentira es esperar mensajes en el celular. Lo veo como si en algun momento ocurra algo inesperado. Pero es más de lo mismo. Igual sigo esperando. Lo veo demasiado seguido. Busco algo en el pero no se que. Sólo me entretiene jugar. Pero hasta ahí. No investigo mucho más y queda vacío. Todo queda asi. Con el vaso a la mitad o ya derramado. Por lo menos hoy, en medio de pálidas reflexiones, me festejo escribir de noche, No tan noche. Son las ocho. Pero quería terminar la jormada. Apagar la compu, no mirar el cel y ver que sucede.
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