Ejercicio escrito n° 75 - 15.12.2018 / 20:05

Ya no me acuerdo que regalos le pedía a Papa Noel. Tengo memoria que un día mi vieja me llevo al correo argentino a dejar la carta. De más grande, descubri que nunca la dejo. Que la tiro al tacho de basura. Sólo le entrego al cartero la carta para mi tía que vivía en España. Por aquellos tiempos, mi tía Tati. Ahora la llamo por el nombre, así que es sólo C. Y sigue viviendo en la península. 
Del contenido de la carta. Ni una palabra. Y no es que no deseaba nada. Por suerte, recibi buenos juguetes. También algunas fustraciones, por no tener los muñecos tan articulados como los de mis amigos. Pero me las arreglaba. Hoy también me las arreglo con lo que hay, con lo que tengo. Se ve que lo mame de chico. 
Ultimamente en la familia jugabamos una especie de amigo invisible para que mis viejos no se tuvieran que ocupar de todos los regalos. Porque llegan las doce y yo espero mi regalo, aunque ya pase los treinta. Recibi buenos regalos. Creo que hice algunos buenos. Espero. Pero toda la organización navideña cambió con la llegada del primer nacimiento del clan. Ahora va todos los regalos y energías para el niñe. Y así tiene que ser. 
Entonces, no me queda más remedio que hacerme un autoregalo. No sé si me lo merezco. Odio los balances de año. Si amo las listas de mejores dicos, peliculas y libros. Voy estar todo Diciembre leyendo listas. Tal vez alguna reseñas. Volviendo. Este año ya elegi el regalo. Sólo me falta mandar la carta a Papa Noel y hacer el click en compar. La distancia con el polo Norte está tan sólo a un click de distancia. 

Influencias.

Mi Regalo.


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