Sólo quiero cerrar los ojos, y al abrirlos que todo se solucione. De chico, me tapaba hasta la cabeza. No importaba cuánto calor tenía. Me sentía protegido ante la amenaza de que entren a casa. Era muy egoista. No queria que me descubran, Que me roben. Que hagan lo que quieran con mi familia. Sólo que no me atrapen. Es lo único. Mi instinto de supervivencia era el de sobrevivir. Sin importar el otro. Cuando crecí, entendí que no fue que no quería a mis padres. Sólo que el propio capitalismo forma sujetos individiules. Había caído en su garras. Hoy todavía quedan resabios de aquellos primero años de formación. Porque eso nos enseñan. A como sobrevivir a estas formas de consumo y aniquilación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario