Toda las cosas relacionadas a la producción digamos artística que hago y no comparto, son kafkianas. A ciencia cierta, no sé en concreto si fue Kafka aquel que se hizo famoso post muerte. En realidad, va más allá. Encontraron sus escritos en un baúl. Porque Van Gogh también no vio la consagración en vida. Aunque eso es irse por las manos. Prefiero, y me gusta más, ser kafkiano. Casi como una filosofía. La serie del elevador se está volviendo un sin sentido. Y eso que todavía no paso un mes. También estos escritos tienen el mismo sabor. Siento que cada vez me alejo un poco más de ser una persona virtual. También de ser una persona. Estoy al borde de quedar al margen. De ir del trabajo al departamento. De hablar con mi gata. Y de tomar vino hasta que me bronceara. Me imgano ser la reencarnación de Kafka y tomar su vida como una forma de expresión artística. Porque somos eso. Derrochamos expresión. No lo podemos ocultar, es inevitable.
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