Odio mis uñas. Me las como. Ya no tanto. Pero no puedo evitarlo. Ya lo había pensado. Soy un adicto. Un potencial adicto, en realidad. Cuando me figuro así, encuentro la razón. No hay lógica del placer. Para mi se centra a un tópico discursivo que se encierra en el no. Me cuesta mucho decir no. Y es tan peligroso. Es como no tener un límite, no conocerlo. No quererlo resaltar. Es un si a todo y después vemos. Por ahora,sobrevivo. Por el instinto, supongo yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario