Todo empezo entrando en un casa armericana de barrio privado. Antes de llegar al porche, recorrí el jardin delantero rodeado de arbustos y un arbol tupido, con hojas de un verde oscuro y siniestro. Me acompañaba alguien a la casa. Ahora, sólo se que tengo la idea de que estuve acompañado, pero no tengo la certeza. Al despestar, senti todavía el cuerpo caliente de otra persona. Aunque tal vez era mi propia transpiración de miedo la que me hizo construir un acompañant.
Entre en la casa y dije "ya llego". En el hogar habia una especie de espiritu. Luego me acerque al comedor. En la mesa habia un tablero de ajedrez abierto sin las piezas. Volví a hablar: "quiere jugar". Al terminar, desde la apertura de una puerta, que suspuse la cocina, salió volando un cuchillo untable de metal que aterrizó con convicción en el tablero. Empeze a sentir gotas de transpiracion cayendo por mi frente al darme cuenta de que "él" quería jugar y que yo no había sacado los cuchillos con filo de la cocina. Corrí directamente al cajón, nadie me frenó. En un bolsa negra meti todos los cubiertos y cuchillos. La puerta estaba con llave y tarde en encontrarlas. Las reconocí por el llavero rojo del supermercado Día. Se me aparecieron fluorescente como si estuvieran prendiendose fuego. Atravese el jardin corriendo, pisando el cesped y tire la bolsa en el cesto. Me sentí libre. Volví a la casa por el camino de piedra, a paso lento y seguro. Pensaba que había dejado los cuchillos más grandes dentro de la casa. No me importo. Quería jugar con él. Entre y cerré la puerta con llave. Fin del sueño.
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