Día 22

Termine de ver Ted, la película del oso. Nos encariñamos con el peluche porque representa todo lo que los pibes quieren: fiestas descontroladas, drogarse hasta la madre y culearse a la más perra del barrio. No estoy para polemizar la construcción discursiva de Ted. Porque no sólo es una película sobre la amistad sino que es una film de amor. Y aquí yace el problema del patriarcado que todavía rige en las mentes, actitudes y formas de entender el mundo. El papel de la mujer se reduce sólo a aceptar los caprichos y gustos de su novio. Si bien existe una ruptura, el relato, clásico y pedante, no muestra sino la sumisión del la mujer hacia el hombre. La gota que rebalsó el vaso fue la escena final, la del casamiento.
Igual me divertí, pase el rato. Eso es lo que distingue una buena película de una mala. Pero siempre hay que ir un poco más allá para no apagar el sentido crítico.

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