VI

Un ensayo inacabado de un académico incompleto sostenía la hipótesis de que entre los nombres de los empleados de un restaurant, siempre había uno llamado Jorge. Su primer ejemplo mostraba una foto de un local que quedaba en una esquina. A metros de la plaza Flores. El universitario había contado con un total de 5 hombres llamados Jorge en ese comercio. La tareas que desarrollaban cada uno eran: sereno, ayudante de cocina, pastelero, encargado de depósito, mozo.
Con escasas pruebas empíricas, el joven pensador describe el caso del "nombre a caballo". Según el texto, ciertos nombres, como Jorge, son condenados a ciertas profesiones. Frente a una posición apocalíptica, demuestra que elección de un nombre conlleva la elección del futuro. Sus ultimas páginas vienen cargadas de la historia del nombre Jorge y de cómo llego al maravilloso mundo de la gastronomía.

1 comentario:

Casimira dijo...

¡si es para suspender la incredulidad por tiempo indeterminado!