Una gota de agua (Día 9 después del anuncio)

cae solitarita en el tejado. Se descenso es silencioso. Al llegar al techo, la gota parece desaparecer. Pero sigue viva, y continúa su camino hacia abajo. Se arrastra por la pendiente del tejado, en un hueco logra escabullirse y la gota entra en la casa. Cae en el cuarto, el piso esta alfombrado de color gris. La gota se queda impregnada en la tela. No se sabe hasta cuándo. Como una gota, la noticia de que la Ñata se quedaba en el pueblo le quedó a la familia impregnada para siempre en la piel. "
Esto es refrito. Es el comienzo de un cuento. De esos que escribia cuando todavía
mi mano estaba suelta y atenta. Ayer no tenía ganas de nada. Y si, valga la rebuncia,
no hice nada. No tenía ganas de nada ayer.

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