01.10.2016
Hoy no me bañe. Y empieza Octubre. Todo se vuelve rojo. La luna roja que hombres lobos aullán su esplendor. Roja la independiencia de que sos el dueño de tu cuerpo. Roja la dominación de la mente. El sabor del metal y el puño en el aire. La tinta en la pared y la copa de vino por la mitad en el suelo. La baba en la almohada y el pijama debajo. Todo lo que anhelas si miras el sol que ahora es rojo. Tus ojos rojos, tu vista doblada, tu espalda rota, tus rodillas gastadas, tus venas explotando, los pies si poder tocar la tierra. Este es mi mes. O el día que vale por todo el mes porque no soy rojo. Pero lo necesito como en este momento que mi birra roja me espera. Hoy no duermo la siesta. Hoy sigo latiendo. Hoy soy natural. Hoy no tengo nada material, ni casa, ni auto, ni heladera, ni televisión, ni computadora, ni mesa, ni sillas, ni libro, ni bañera, ni luz, ni planta, ni tabaco, ni remeras, ni bicicletas, ni rojo por sobre todas las cosas. Hoy no hay punto aparte. No hay reglas para rojo. Todo queda por romper, por recontruirse. Por entener la unidad básica motora de la realidad subjetiva bajo el manto de la sociedad inventada.
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